Oficio de tontos

Tontos son los creen, los que crean, los que buscan el temblor de una palabra, los que se ríen de su sombra, los que se enamoran por nada, los que pierden pero no se pierden, los que se enorgullecen de sus amigos, los que no eligen el camino fácil, los que siempre están ahí, los que piensan que el mundo no está perdido todavía... Bienaventurados los tontos, porque de ellos será el reino de la literatura.

jueves, 19 de mayo de 2011

Utopías y 15 de mayo

Nos quejábamos de la esclerosis de la sociedad civil española y ahora nos topamos con este movimiento del 15 de mayo, al que no dejamos de buscarle defectos y sacarle pegas: el riesgo de instrumentación política, el enrarecimiento del clima electoral...
Ya son ganas. Cómo si no hubiera motivos para salir a la calle y decir basta.
Cada generación necesita sus utopías, siquiera para quedarse en el camino de las buenas intenciones. Ya sabemos cómo acabaron los dirigentes del mayo del 68 francés, aunque seguramente sin aquellas revueltas burguesas no se hubiera construido el estado del bienestar.
Lo interesante de este fenómeno es que no se sabe dónde va a terminar.
Los partidos políticos se arriman a esta corriente de hartazo para que no les salpique cuando reviente la burbuja democrática, pero el problema -que no quieren entender- es que el cambio de estampitas electorales no soluciona el vicio de fondo: un sistema escasamente representativo, con una casta dirigente blindaba en sus prebendas y privilegios.
El primer partido que asuma el ideario de regeneración democrática (¡listas abiertas, distrito único, limitación de mandatos, a la cárcel los corruptos...!) pescará en ese río de descontento que se abre paso entre las calles como el torrente de una tormenta de primavera.
Solamente por esta expectación ha merecido la pena.
Una democracia real... Jo, ahí es nada...

miércoles, 18 de mayo de 2011

Belcebú

Todos obedecen mis órdenes en cuanto chasqueo los dedos. Puedo olisquear el miedo en sus movimientos nerviosos de perrillos falderos, en sus sonrisas rastreras de viles subordinados. Me gusta amenazarlos con una vida de penalidades fuera de la organización, y les ofrezco el anillo para que besen, con todo lujo de reverencias, la mano que les da de comer.
Sé que murmuran continuamente a mis espaldas y que, si pudieran, me sacarían los hígados para comérselos crudos. Pero también eso forma parte del placer, porque cuando menos lo esperan los arrincono por los pasillos del edificio y los obligo a lamerme los zapatos y escupir sobre la fotos de sus familiares queridos.
Cuando me aburro, invento intrigas y les hago creer que gozan de mi favor para que se despedacen entre ellos como lobos salvajes. Me pone este olor a chamusquina, a carroña, a inmisericordia.
Mi secreto es que nunca caí en el vicio de la piedad ni jamás dudé de mí. Y mucho menos ahora, que he sido reelegido por mayoría absoluta para los próximos cuatro años.

(Extraído de Miedo me da, 78 relatos de humor y espanto (Algaida).

martes, 17 de mayo de 2011

En el principio fue el verbo

Hace un par de años mi buen amigo Martín Moreno me regaló un blog. Como un niño con un GPS no supe qué hacer con él y se murió en el limbo cibernético. Ahora vuelvo a la carga, con un hijo de creación propia. Supongo que nada se estima si no viene del esfuerzo personal, así que confío en darle larga vida a esta plataforma.
El plan es humilde y sencillo. Volcar algunas reflexiones literarias de cuando en cuando y mantener un escaparate digital para ver si es verdad eso de que hay vida más allá de la red. Nada pedante ni pretencioso ni banal. En fin, que diría Cortázar, literatura.
Ea, recibid un saludo.

Fran