¿Para qué...? para llamar vino al vino,
para mirar a pecho descubierto,
para ser el dueño de tu destino,
para mudar el error en acierto.
Para negar mil veces la evidencia
de mentiras mil veces repetidas,
para blandir con rabia la conciencia
y abrir a machetazos las salidas.
Y para qué, preguntas, Sancho amigo,
para robar a los dioses el fuego,
para ser sin el estorbo del ego
y que un crimen no quede sin castigo...
Para que salga el sol cada mañana
y el amor no salte por la ventana.
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